Releyendo a Albert Memmi

Aliza Toker – Argentina

Sobre la autora 

Educadora. Magíster en Pensamiento Contemporáneo. Se dedicó a la Educación judía durante 45 años, desempeñándose como docente en todos los niveles desde el jardín de infantes hasta la Universidad. Hasta hoy da clases para grupos de adultos mayores. Forma parte de “Mujer y Judaísmo”.

RETRATO DE UN COLONIZADO  (1957)

LA CARENCIA

Aliza Toker

Irene Vallejo1 nos cuenta acerca del escritor aragonés Ramón J. Sender, que luego de conocer bien la mirada del odio se refugia en Estados Unidos en los años cuarenta, después de la guerra. En Relatos Fronterizos, describe un viaje en autobús por Texas. Conoce a una niña enferma, con fiebre, y a su madre. En una parada entran los tres a una farmacia para comprar aspirinas. Tomándolos por latinos la empleada de la farmacia reacciona como si no estuvieran, con una dolorosa naturalidad. Sender escribe: “Nunca había imaginado lo que es no ser nadie”.

Albert Memmi (1920-2020) fue un escritor y ensayista judío franco-tunecino. Se formó en la Universidad de Argel y estudió filosofía en la Sorbona de París. Entre otras obras publicó “La estatua de sal” (1953) con prólogo de Albert Camus, “Retrato del colonizado”(1957) con prólogo de Jean Paul Sartre, “Portrait d´un juif” (1962) y más. 

Escribió sobre Túnez, al norte de África, que fue colonia francesa por 75 años. Siendo él un judío de familia de habla árabe que se educa en la escuela francesa. En esta circunstancia, dado que su pensamiento se refiere a lo vivido, nos habla de la deshumanización. En el vínculo dialéctico que plantea Memmi no puede haber colonizado sin colonizador. La única manera de sostener esta relación es si el colonizador perpetúa a lo largo del tiempo sus privilegios y somete al colonizado hasta hacerle perder su propio ser. El colonizado es “casi humano”. Dice Memmi: “Nunca se caracteriza al colonizado de una forma diferencial; únicamente merece ser sumergido en el anonimato colectivo” (Son todos iguales).

El colonizado llega a un punto de desconocimiento de sí mismo, hasta aceptar la caracterización que de él hace el colonizador. Lo denigra a tal extremo, que le hace perder su propia historia. Diría Memmi, que lo saca totalmente del devenir histórico. Le quita su propia cultura y su propia lengua. ¿En qué y cómo se expresa? Debe hablar la lengua del colonizador.

Si bien el motivo de la colonización es económico, es también político; le quita todo derecho, le quita la posibilidad de ser libre.

Lo sume en la total y absoluta carencia, carencia del ser. Carencia que implica encontrarse situado fuera de la historia y la sociedad. Carece de educación, de comida, de salud. Entonces buscará refugio en la familia y la religión. Lentamente irá camino a la rebelión, a la revolución. Reivindicará absolutamente y radicalmente su propia historia. Aquella que lo lleve a conocer y reconocer nuevamente su ser. Tiene que sacarse de encima la amnesia cultural.  

Memmi sostiene que “la única alternativa posible para el colonizado es la asimilación o la petrificación”. Pero no puede asimilarse, el colonizador jamás lo aceptará; lo tildará de un pobre y lastimoso imitador que no puede ni podrá entrar a su círculo. Aunque su intento sea cambiar de condición, cambiar de piel. Al ser imposible,  vendrá la rebelión.

Nos plantea, entonces: “Si deja de ser este ser de opresión y de carencias, exteriores e interiores, dejará de ser un colonizado y se convertirá en algo distinto. Se convertirá en un hombre libre, con toda la felicidad e infelicidad de los hombres, pero finalmente un hombre libre”.

Cabe la pregunta de qué nos sucede aquí y ahora. ¿No vivimos, acaso, colonizados?

¿No nos colonizan los medios, las redes? ¿No quieren sacarnos nuestra lengua y derechos? Cuando hay hambre, dolor, guerra y crueldad; cuando por intereses personales, deseos de poder, atropello a la moral para someter a individuos, pueblos, sociedades y países ¿No nos están colonizando? Cuando pretenden sugerir que una cultura se eleva por sobre otra, cuando una sola lengua es la conquistadora, una música, una historia, un pensamiento único y hegemónico, ¿no es colonización?

Volviendo al inicio; sobre cómo se puede negar al otro, cómo se puede arrojar al otro fuera de la humanidad.

Nuestro pueblo judío ha atravesado situaciones dolorosas y ha subsistido, ha creado, ha construido. Sólo se puede continuar si reconocemos y damos vida a la historia, recreamos y nos recreamos en nuestros textos, en nuestro lenguaje, en nuestro ser. Es nuestra responsabilidad mirarnos en el otro, iniciar conversación y que esta suceda. Animarnos y animar a la pregunta.

No podemos ser insensibles a la carencia, no debemos permitir la amnesia. Es imposible la asimilación; pero no solo porque el otro no lo permite, sino porque no podemos dejar de ser. Somos libres para elegir el camino.

La poetisa israelí Zelda escribe: “Todo hombre tiene un nombre…”

Jimena González2 escribe: “Alzo la voz para no negarnos/porque tenemos nombre y no dejaremos que lo olviden”.

Como plantea Levinas3 “No matarás es escuchar Justicia Social”.

Como dice el Deuteronomio-Devarim: 1:16-17: «En aquel tiempo mandé a sus jueces diciendo: ‘Oigan la causa de sus hermanos y juzguen con justicia entre un hombre y su hermano o el forastero que está con él. No hagan distinción de personas en el juicio; oirán tanto al pequeño como al grande. No tengan temor de nadie, porque el juicio es de Dios”.

Y somos todos nosotros y cada uno responsables, enseña el rabino Yerahmiel Barylka4, reflexionemos sobre cómo podemos mejorarnos a nosotros mismos, cómo podemos mejorar nuestra comunidad, cómo podemos mejorar.

  1. Filóloga y escritora española (1979). Entre otros premios ha recibido el Premio Nacional de ensayo 2020 por su libro “El infinito en un junco”, el Premio Aragón 2021 y el Premio de las Letras Aragonesas 2023. 
  2.  Poeta mexicana, escritora. Estudiante de Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras (UNAM)

  3. Emmanuel Levinas (1906-1995). Filósofo, escritor lituano judío. Consagró su vida y su obra a la reconstrucción del pensamiento ético después de la Segunda Guerra Mundial. Pasó confinado en un campo de concentración alemán y casi toda su familia fue asesinada. Es conocido por sus trabajos relacionados con la fenomenología, el existencialismo, la ética, la ontología y la filosofía judía. Esta cita es del libro “Difícil Libertad”. Entre sus libros están “Totalidad e infinito”, “De otro modo que ser, o más allá de la esencia”, “El Tiempo y el otro” y más.
  4. Yerahmiel Barylka. Rabino, educador, periodista, escritor y conferencista israelí, nacido en Argentina. Reside en Israel desde 1993. Apoya la necesidad de sintetizar lo religioso judío con la actualidad, lo moderno e introducir la Torá y sus leyes en la vida cotidiana. Entre sus libros están “Creencias populares en el Judaísmo”, “Exogamia, diagnóstico y prevención”, “Kadish” y más.

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