Roberto Jorge Hofman (Israel)
Sobre el autor:
Nacido en Argentina en 1953, hizo aliá en 1986.
Pintor, escritor, escenógrafo, galerista y conferencista. Llegó a Israel y se estableció en el Kibutz Misgav-Am. El 4 de febrero de 1997 su hijo Alejandro perdió la vida a sus 19 años, en el desastre de los helicópteros en donde murieron un total de 73 soldados que volaban con destino a dos bases israelíes en el sur del Líbano para defender la frontera norte de Israel.
Roberto pintó el cuadro «Choque» que refleja la explosión de los helicópteros y donó la pintura a la base del N.A.H.A.L. para el primer año de la tragedia.
Roberto Hoffman continúa escribiendo, pintando y dictando conferencias vinculadas al tema de la pérdida. Hasta la fecha se han compartido a más de once mil soldados y más de treinta mil civiles del Estado de Israel y del exterior; tratando de expresar el dolor y la supervivencia, así como la forma de vivir y seguir sonriendo. A finales del 2023 Hofman, que residía en Kiriat Shmona, fue evacuado y trasladado a un hotel en Tel Aviv; en el que vive hasta la fecha producto de las atrocidades y matanzas del 7/10/2023 en el sur del país y por la inminente guerra con el Líbano.
Israel en tiempos de guerra
Vuelve la rutina
de las mañanas sin días
y de momentos eternos entre sirenas.
Llega el tiempo a destiempo,
sin un futuro programado
de un presente incierto,
con una paz que se siente densa
entre los bombardeos.
Son tiempos de guerra
con hoteles llenos de evacuados,
que han llegado desde las fronteras
para quedarse meses sin vacaciones.
Somos los que no sabemos
cuándo volveremos a nuestra casa,
los que tenemos una rutina
de un no sé cuándo
o qué va a pasar mañana.
Son momentos entre comillas
con signos de interrogación sin respuesta,
los que esperamos
que vuelvan todos los secuestrados
y que llegue el punto final de esta guerra.
«300» – escrito a los 300 días del 7 de octubre
Trescientas preguntas
sin respuestas,
trescientos días bajo la tierra,
trescientas noches sin estrellas,
siete mil doscientas horas
en las tinieblas,
¡trescientas veces basta!
cuatrocientos treinta y dos mil minutos
de desesperación y millones de lágrimas,
trescientos rezos para que vuelvan
y poder abrazarlos.